Lo Mejor del Día

Carmen Montero tiene una maleta cargada de estímulos.

Elegancia compositiva, te lleva a la secuencia de la obra  la intensidad impactante de color y de texturas  que incitan al tacto, a participar.  Creadora de espacios, dónde su entorno físico y emocional es bastante patente y parece su premisa. Energía y sensibilidad.

Le interesa transmitir aquello que la cautiva y no reproducir fielmente lo que ve. Entrevera emociones.

Personas en actitud relajada conforman escenarios plácidos, transmiten una armonía entre el entorno y el ser humano. Escenografías de bienestar compartido.

Carmen Montero tiene una maleta llena de viajes.

En su equipaje profesional se encuentran Milán, Verona, Madrid, Barcelona…  Pues ella ha sido, entre otros, colaboradora gráfica de exposiciones como la Exposición de Kandinsky al Palazzo Forti  a Verona. Una trayectoria amplia y densa; un bagaje intenso y siempre creativo.

Sin embargo, lo que nos ha traído hasta aquí es el mar y el bosque de un espacio íntimo, muy personal en su vida, dónde se atreve con exteriores que resuelve con exquisita expresividad. Además nos ha traído la consecuencia de su último viaje a Asia. Una explosión de color, composición equilibrada y tratamiento elaborado con técnica mixta sobre tabla. Pero…

Carmen Montero tiene un equipaje repleto de lecturas.

Resuelta la técnica, en el sentido más amplio de la palabra, hay historias, indicios, que a un golpe de vista provocan una sonrisa.

El gesto de una adolescente tailandesa, donde el contraste tradición-tecnología nos presenta una lectura a desvelar.

Un monje budista absorto en el móvil es como mínimo revelador, y nos sorprende, o no, la observación  de hasta qué punto nos invade y el tiempo que nos ocupa.

Y como desenlace la naturaleza  nos muestra un refugio de calma que plasma el instante, la atmósfera y la interactuación de la luz, las formas y el color, donde las personas disfrutan las playas, jardines y estanques, bosques nevados., Desprovisto de artefactos.

Y Carmen nos propone “Lo mejor del día”: Vivir el momento extraordinario de aquello que nos sorprende y nos reconforta, que nos provoca placer y reflexión. Sin pretensiones.